martes, 19 de febrero de 2013

Dos buenas noticias para nuestra América


Dos buenas noticias para nuestra América

Patricio Echegaray

En estos días hemos asistido a dos acontecimientos de enorme importancia para el futuro de los procesos emancipatorios de nuestra América que merecen una primera reflexión.
Por un lado, mientras aún se propagaban malintencionados análisis sobre la autenticidad de las fotos que mostraban al presidente Hugo Chávez en pleno proceso de recuperación junto a sus hijas en Cuba, el anuncio de su regreso a Caracas tiró por la borda estas especulaciones que sólo reflejaban la expresión de deseos de los enemigos de la revolución bolivariana.
El regreso del presidente Chávez a su patria es un hecho que nos alegra por partida doble, en lo humano por que el mismo nos habla de un avance positivo en la dura batalla que Chávez está librando por recomponer su salud, y en lo político resulta un dato fundamental por la relevancia que el proceso venezolano tiene en nuestro continente y para el cual, la presencia del líder junto a su pueblo y acompañando a Nicolás Maduro en las tareas que le ha tocado asumir y que leal y eficientemente está llevando adelante, resultan de enorme importancia.
Estamos seguros que los mismos buitres que pusieron en duda la autenticidad de las fotos y que hoy quieren hacer ver en el regreso de Chávez a Venezuela una suerte de “despedida” por el agravamiento de su salud, serán nuevamente desairados por la recuperación del presidente bolivariano.
A la alegría por el regreso de Chávez se suma la contundente victoria lograda por Rafael Correa en Ecuador.
La ratificación de la Revolución Ciudadana encabezada por Correa es una muestra más del apoyo popular alcanzado por el proceso de transformaciones profundas encaradas en Ecuador que ha dejado muy lejos en las preferencias electorales tanto a la derecha que busca regresar al paradigma neoliberal como a aquellos sectores de la izquierda que, impulsados por un supuesto “purismo ideológico” han roto con el presidente Correa y, coincidiendo en la práctica con los intereses derechistas, apostaron a una derrota del mismo.
El pueblo ecuatoriano hizo fracasar estos intentos revalidando un proceso de transformación el cual, como planteó el presidente reelecto, enfrenta el desafío en los próximos años de hacer irreversibles las reformas efectuadas y avanzar profundamente en lo que falta para la refundación de un Ecuador más justo.
No son pocas las enseñanzas que los procesos venezolano y ecuatoriano proyectan sobre la región y sobre las cuales seguramente volveremos en otras oportunidades, pero lo que hoy podemos refrendar es que los pueblos apoyan a los gobiernos que llevan adelante medidas antineoliberales  y que lejos de sufrir el “desgaste de la gestión”, estos gobiernos logran revalidar su compromiso con los sectores populares que los acompañan y que los sostienen, dejando en claro que para avanzar y dejar definitivamente atrás los embates derechistas resulta necesario profundizar el camino de las reformas estructurales.
    
   
  

   




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