Sobre
el acuerdo con los fondos buitres
Acordar
con los Fondos Buitres con la expectativa de futuras llegadas de capitales
vuelve a ser el discurso dominante en un país donde las inversiones extranjeras
han demostrado, en gran medida, ser realizadas para generar las condiciones de
una enorme fuga de capitales hacia los países donde residen las casas matrices
de los inversores.
Nada
garantiza además, que pagando a los buitres llegarán las inversiones.
La
fragilidad de la Argentina frente al tema de la deuda queda nuevamente
demostrada como una amenaza permanente para nuestra economía y para la
sociedad.
Estalló
por el aire, de este modo, la idea de
que la deuda había dejado de ser una “pesada carga” para el país, y volvió a
ocupar el centro de las preocupaciones y debates de los trabajadores y el pueblo argentino en general, ante
las consecuencias del acuerdo que hipotecará el presente y el futuro de los
argentinos.
El Comandante Fidel Castro en 1985 había manifestado,
sobre la deuda externa de nuestros países, que era “inmoral pagar una deuda con
la que nada tuvo que ver el pueblo, en la que el pueblo no recibió ningún
beneficio, una deuda que se malgastó, se despilfarró o se fugó”.
Ante la persistencia de futuros endeudamientos con las
consecuencias previsibles según indica la experiencia, es necesario reconsiderar esos sabios consejos
que indicaban que la deuda era impagable, inmoral, ilegítima e injusta.
En nuestro país no se atendió el camino de la investigación realizada por Alejandro Olmos sobre la
legitimad de la deuda, que hizo posible el fallo del juez Ballesteros, quien
sostuvo que el endeudamiento se había realizado para solventar negocios
privados y que los beneficiarios fueron algunos grupos económicos ligados a los
centros financieros internacionales, tales como Macri, Fortabat, Bunge &
Born, Bridas, Bulgheroni, Pérez Companc, Techint (Rocca), Soldati, Pescarmona,
que contrajeron la deuda privada, que más tarde sería estatizada con seguros de
cambio.
Se impulsó de esta manera la lógica
del “desendeudamiento” promocionada en los últimos años, que consistió, en
realidad, en lograr quitas importantes sobre los intereses de la deuda y no
sobre el capital, la cancelación en
efectivo de la deuda con el FMI, el acuerdo con el “Club de París”, la
jurisdicción en cortes de Estados Unidos y la sumisión a sus leyes, que
constituye un grave traspie para la soberanía, y en definitiva, el pago de
aproximadamente 190 mil millones de dólares (datos de la Agencia CIFRA),
haciendo que Argentina sea prácticamente exportadora de capitales.
La
renegociación con los Fondos Buitres y el sistema financiero internacional solo
acarrearán una nueva espiral de endeudamiento que pone en serio riesgo las
reservas del país.
Ante
este nuevo ciclo de endeudamiento, pensamos que es necesario abrir el debate y retomar
la idea de suspender los pagos de la deuda y realizar, aunque tardíamente, una
verdadera auditoría sobre la legalidad y el origen de la misma, sobre la
negociación en curso y el hecho de que las quitas actuales son sobre los
punitorios, es algo que no debería ser
descartado graciosamente.