Ante la activa participación comunista en las multisectoriales contra el ajuste y con el objetivo de dificultarnos la movilización de amplios espacios de la sociedad en esta línea, distintos sectores de derecha, apoyados en los medios de comunicación masivos del sistema, atacan a nuestro Partido con la infame mentira del supuesto apoyo a la Dictadura, tal como se volcó en un reciente reportaje de La Nación on line.
La verdad histórica es que el Partido Comunista y la Federación Juvenil Comunista estuvieron a la vanguardia del combate contra la Triple A y para tratar de impedir, mediante la unidad del campo popular, el golpe de estado de carácter represivo, que se veía claramente después del llamado y la utilización en la represión de las Fuerzas Armadas, por parte del gobierno justicialista.
Fracasadas las gestiones ante Ricardo Balbín, Abal Medina, Oscar Alende, Horacio Sueldo (Democracia Cristiana) y otros dirigentes políticos de primera línea, el golpe se consumó, y el PC y la FJC, al igual que muchos otros sectores del campo popular, fueron duramente atacados por la represión que significó aproximadamente 5000 despedidos en el campo gremial, lo que liquidó la acumulación de fuerza sindical que se había producido desde el Cordobazo, y que tan alto papel jugara en la batalla contra el lopezreguismo.
Hasta ahora, hemos sufrido la pérdida de más de doscientos compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos y cincuenta asesinados cuyos cuerpos pudimos rescatar.
El equipo jurídico del Partido Comunista, sus abogados, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre presentaron cientos de Habeas Corpus, y nuestros aparatos clandestinos ayudaron a que cientos de perseguidos pudieran salir al exilio en el exterior o exiliarse internamente, ocultándose en zonas recónditas de nuestro país, asistidos por documentación consistente, que permitiera eludir la represión.
La dictadura realizó sobre las fuerzas de izquierda no solo una brutal acción represiva, si no que también desarrolló una poderosa acción de inteligencia. La idea de que un sector militar se rebelaría en acompañamiento de Montoneros después de su paso a la clandestinidad, fue una de esas acciones; así como también trabajaron para exacerbar la tendencia del PC a analizar las contradicciones entre “pinochetistas” y “no-pinochetistas”.
Esta fue, sin duda, una lectura errada que se basaba en antecedentes reales de contradicciones al interior de las Fuerzas Armadas, una de cuyas últimas expresiones había sido el General Carcagno, pero que habían sido sepultadas por la brutal hegemonía de los sectores fascistas y pro-yankis.
El Partido Comunista no tuvo un solo gesto de cooperación y mucho menos de participación en los cargos políticos que los militares abrieron “generosamente” a la colaboración de ciertos partidos políticos. Así es como pudo constatarse un total de aproximadamente 794 funcionarios civiles en la dictadura, entre ellos 310 intendentes y funcionarios de la Unión Cívica Radical, 169 del Partido Justicialista, 109 del Partido Demócrata Progresista, 94 del Movimiento de Integraciòn y Desarrollo (MID), 78 de Fuerza Federalista Popular, 23 del Movimiento Popular Neuquino (MPN), 16 del Partido Demócrata Cristiano (PDC), 4 del Partido Intransigente y 1 del Partido Socialista Democrático. No hubo un solo comunista en puestos ejecutivos o de cualquier índole burocrática en el proceso dictatorial.
La nefasta mentira del supuesto apoyo a la dictadura por parte de los comunistas es promovida por los que tuvieron distintos grados de complicidad, buscando el objetivo de impedir la acumulación del Partido Comunista con su digna actitud, y se suma a otras mentiras como la del famoso “oro de Moscu”, que fue en cambio usufructuado por todos los que dirigieron el comercio exterior argentino, es decir: peronistas, radicales y militares que se enriquecieron con todo ese comercio y en el cual el Partido Comunista no tuvo nada que ver.
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