En
los últimos días, un hecho que tiene que ver directamente con los intereses del
movimiento obrero, de la clase trabajadora, nos ha llamado la atención y
entendemos que merece una reflexión.
Nos
referimos al apoyo que la CTA de los Trabajadores manifestó a la candidatura de
Aníbal Fernández.
En
primer lugar, queremos manifestar nuestro desacuerdo con el hecho de que la CTA
manifieste, como Central, el apoyo a una formula en particular.
Esta
postura no debería sorprender a nadie. Desde la Corriente Nacional Agustín
Tosco y el Partido Comunista, venimos trabajando cotidianamente por la
construcción de un sindicalismo clasista, por un movimiento obrero autónomo que
defienda y represente efectivamente los intereses de la clase trabajadora. Desde
la fundación misma de la CTA propusimos que la misma sea una Central con
verdadera autonomía, de carácter alternativo, llevando adelante un modelo de
Central sindical diferente al representado por la burocracia sindical instalada
en las distintas CGT. Es por eso que, entendemos, más allá de las simpatías o
pertenencias político partidarias de sus integrantes, la Central, como sí, no
debería tomar partido por algún candidato.
Esto
no quiere decir bajo ningún punto de vista ser neutral, sabemos cuál es el
espacio político que compartimos, y
desde allí, ubicando bien al enemigo y afirmándonos en una real autonomía, la
CTA debe afrontar el desafío de constituir a la
organización sindical como “un actor capaz de incidir en la definición
de las políticas de Estado y de ser protagonista en la construcción de un
proyecto nacional, popular, democrático y emancipador”.
El
crecimiento de la CTA debe traducirse en una mayor presencia en la conducción
de los conflictos, impulsando y contribuyendo a darle un curso correcto contra
los verdaderos enemigos, denunciando a los grupos económicos nacionales e
internacionales donde se concentra el verdadero poder que da lugar al
crecimiento de las desigualdades y que ahora intentan una vez más restaurar a
pleno el neoliberalismo.
Enfrentamos
el mandato histórico impostergable de constituir un gran movimiento popular de
carácter frentista, plural, democrático y antiimperialista capaz de enfrentar y
derrotar al verdadero enemigo. En consecuencia, se eleva la responsabilidad de
la clase trabajadora que debe constituirse en el sujeto central de esa
convergencia social y política, desde una posición autónoma que represente los
intereses de la clase.
En
ese aspecto, los comunistas debemos
comprometernos a redoblar nuestros esfuerzos para, cambiando la correlación de
fuerzas actual, construir desde la clase el instrumento sindical que aporte a
la lucha por la liberación nacional y el socialismo
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