viernes, 24 de julio de 2015

Opinión


En los últimos días, un hecho que tiene que ver directamente con los intereses del movimiento obrero, de la clase trabajadora, nos ha llamado la atención y entendemos que merece una reflexión.
Nos referimos al apoyo que la CTA de los Trabajadores manifestó a la candidatura de Aníbal Fernández.   
En primer lugar, queremos manifestar nuestro desacuerdo con el hecho de que la CTA manifieste, como Central, el apoyo a una formula en particular.
Esta postura no debería sorprender a nadie. Desde la Corriente Nacional Agustín Tosco y el Partido Comunista, venimos trabajando cotidianamente por la construcción de un sindicalismo clasista, por un movimiento obrero autónomo que defienda y represente efectivamente los intereses de la clase trabajadora. Desde la fundación misma de la CTA propusimos que la misma sea una Central con verdadera autonomía, de carácter alternativo, llevando adelante un modelo de Central sindical diferente al representado por la burocracia sindical instalada en las distintas CGT. Es por eso que, entendemos, más allá de las simpatías o pertenencias político partidarias de sus integrantes, la Central, como sí, no debería tomar partido por algún candidato.
Esto no quiere decir bajo ningún punto de vista ser neutral, sabemos cuál es el espacio político que compartimos,  y desde allí, ubicando bien al enemigo y afirmándonos en una real autonomía, la CTA debe afrontar el desafío de constituir a la  organización sindical como “un actor capaz de incidir en la definición de las políticas de Estado y de ser protagonista en la construcción de un proyecto nacional, popular, democrático y emancipador”.
El crecimiento de la CTA debe traducirse en una mayor presencia en la conducción de los conflictos, impulsando y contribuyendo a darle un curso correcto contra los verdaderos enemigos, denunciando a los grupos económicos nacionales e internacionales donde se concentra el verdadero poder que da lugar al crecimiento de las desigualdades y que ahora intentan una vez más restaurar a pleno el neoliberalismo.
Enfrentamos el mandato histórico impostergable de constituir un gran movimiento popular de carácter frentista, plural, democrático y antiimperialista capaz de enfrentar y derrotar al verdadero enemigo. En consecuencia, se eleva la responsabilidad de la clase trabajadora que debe constituirse en el sujeto central de esa convergencia social y política, desde una posición autónoma que represente los intereses de la clase.

En ese  aspecto, los comunistas debemos comprometernos a redoblar nuestros esfuerzos para, cambiando la correlación de fuerzas actual, construir desde la clase el instrumento sindical que aporte a la lucha por la liberación nacional y el socialismo

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