Unidad, organización y Poder Popular
La profunda crisis capitalista, que con epicentro en Europa y los EEUU derrama inevitablemente sus efectos en todo el mundo, pone en primer plano la imposibilidad manifiesta del capitalismo para siquiera menguar sus efectos sobre la sociedad. Esta situación nos impone la necesidad de avanzar firmemente en nuestro país en la construcción de una alternativa poscapitalista, en el camino de una revolución socialista de liberación nacional.
Queda claro el fracaso de las políticas de ajuste social implementadas en Europa, las cuales sólo han profundizado los efectos de la crisis y la inoperancia de los enormes salvatajes realizados a los bancos y entidades financieras, responsables directos de la crisis existente. Siguiendo las recetas habituales, los ajustes se enfocan sobre los sectores más débiles, se busca defender a toda costa que los ricos no paguen más, y se recarga la crisis sobre los más desprotegidos.
Alarma el negativo protagonismo de Alemania como gendarme disciplinador de la economía Europea en línea con el papel que juega la llamada “troika”, integrada por representantes de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional en la supervisión de los planes de ajuste y en el rescate de la banca.
Al caso de Grecia, que es un ejemplo claro de estas políticas, hoy se suma el desbarranque de la economía Española, en donde el gobierno conservador del PP sólo atina a implementar disciplinadamente los salvajes ajustes dictados por las autoridades europeas, reprimiendo a quienes se oponen a los mismos y poniendo a su país al borde de una catástrofe social.
Resultan también indisimulables los efectos de la crisis en los EEUU con fuertes consecuencias sociales y una alta desocupación que complica el panorama en medio de la campaña electoral, lo que intensifica la tendencia del imperio a aumentar su agresividad proporcionalmente al agravamiento de su crisis como se verifica de manera sumamente preocupante en la nueva ola intervencionismo y agresión contra Siria e Irán, que pone a la región al borde de una guerra de resultados catastróficos.
Esto mismo se refleja en nuestro continente. Partiendo de la valoración de los procesos de segunda independencia que buscan llevar adelante varios países de la región, debemos llamar la atención sobre las medidas que estaban tomando los EEUU para recomponer su desgastada hegemonía en nuestro continente.
En este sentido vemos como la administración Obama lleva adelante un manual de instrucciones desestabilizadoras que se suma al manto de agresión y amenaza militar en la región (IV Flota, Bases, continuidad del Plan Colombia) y el impulso de maniobras políticas como el fomento a las derechas opositoras, el hostigamiento a los gobiernos populares, golpes de Estado consumados como en Honduras y Paraguay, o fracasados como en Venezuela, Ecuador y Bolivia. Un dato clave en este esquema del imperialismo es su fuerte apuesta por consolidar la posición de los países del llamado Arco del Pacifico como mecanismo de contención a los procesos emancipadores.
Resulta indispensable sostener los procesos de transformación que se vienen dando en nuestra región frente a los avances de las derechas y el imperio, y en este sentido debemos realizar todos nuestros esfuerzos para contribuir a garantizar el triunfo del presidente Chávez en las elecciones del próximo 7 de octubre, donde se juega en gran medida la suerte de los proyectos integracionistas y emancipadores de nuestra América.
Por eso los comunistas nos comprometemos a continuar y acentuar la lucha por conseguir la unidad del campo popular, por la constitución del Frente de Liberación Nacional y Social que proponemos.
Debemos reforzar el camino que tuvo un mojón fundamental en el Encuentro de Mar del Plata de fines del 2011, en donde nos reunimos para celebrar el aniversario del entierro del ALCA (en donde Kirchner jugó un gran papel en acuerdo con Chávez y Fidel y los demás presidentes progresistas de la región), y decidimos constituir un foro antiimperialista permanente entre las distintas fuerzas allí presentes. Foro que debe trabajar en nuestro país la línea que están siguiendo el ALBA, el MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC como articuladores fundamentales de los procesos de integración regional que buscan fortalecer la autonomía política y económica de la región.
Nos alienta también la constitución del Frente Nacional por la Soberanía Energética, FRENASE. Este espacio está en proceso de conformación en todo el país para enfrentar uno de los desafíos más importantes que tenemos como lo es la recuperación de la Soberanía Energética para lo cual se ha dado un primer paso muy importante con la recuperación de las acciones de YPF en manos de REPSOL.
Y en este camino nos alientan especialmente las presencias y el contenido que tuvo el acto realizado en Vélez Sarsfield. Sabemos que puede haber varias interpretaciones de ese acto, pero nosotros valoramos el llamado a la unidad y a la organización hecho por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner como una convocatoria a la construcción de un gran frente. Es desde esta perspectiva con la que realizamos nuestra caracterización del gobierno, de las fuerzas que lo componen y valoramos la actitud que en ese acto tuvieron los compañeros del Movimiento Evita, La Campora, la Kolina, el Frente Transversal, la CTA de los trabajadores y los diversos sectores kirchneristas que estuvieron allí presentes al igual que la importante presencia del Frente Nuevo Encuentro, espacio que integramos, que valoramos y que sabemos que es importante pero no suficiente, que debe ampliarse aún más.
Esta unidad amplia políticamente y profunda en lo programático, es la que debemos fortalecer para enfrentar las avanzadas del imperio, que intentó recientemente instalar en nuestro país una base de operaciones en la provincia del Chaco, la cual fue oportunamente rechazada por la movilización popular y el gobierno. Pero el imperio, que no cesa en presionar ante los avances alcanzados en la región, ha logrado que a través de la presión del GAFI se apruebe en nuestro país la llamada Ley Antiterrorista. Nos hemos opuesto a esta ley desde su implementación en 2007 y hoy, ante esta nueva versión de la misma, nos seguimos movilizando y hemos presentado nuevamente un proyecto de ley exigiendo su inmediata derogación.
Con este enfoque y desde nuestra cultura política, los comunistas llamamos unir fuerzas, a trabajar y a darle consistencia a la unidad de los sectores populares en un amplio Frente de carácter antiimperialista. El mismo debe contener y reconocer a las distintas identidades políticas en que se agrupan las corrientes ideológicas en la Argentina: el marxismo socialista, comunista; el nacionalismo popular revolucionario y el cristianismo revolucionario.
Esta unidad es inseparable del debate y de la disputa.
Tenemos un debate con los sectores de izquierda que sobre la base de sostener que aquí hay una lucha interburguesa atacan al gobierno argentino y a otros gobiernos progresistas latinoamericanos para terminar, como ocurrió con la 125 en el Monumento de los Españoles, con los sectores más reaccionarios del país.
Tenemos un debate también con los sectores socialdemócratas y socialcristianos agrupados en el FAP que, luego de haber coqueteado con la oligarquía por la 125, hoy, en concordancia con la debacle en que ha caído la socialdemocracia en el mundo luego de haber asumido la administración de los modelos neoliberales y los dictados del FMI desmantelando los Estados de Bienestar, han quedado encerrados en la lógica burguesa de reducir la política a un posicionamiento electoralista entre oficialismo y oposición.
La constitución del Frente que proponemos nos otorgaría indiscutiblemente más fuerza para enfrentar a la derecha, para defender lo logrado y sobre todo para avanzar decididamente sobre lo que falta, ya que solo avanzando, y avanzando firme y audazmente podremos evitar retroceder.
La necesidad de avanzar en la profundización de las transformaciones se hace evidente en el contexto de la crisis capitalista mundial y, como no podía ser de otra forma, esto comienza a generar fuertes disputas también al interior del gobierno. Se hacen cada vez más evidentes las diferencias entre los tradicionales “pejotistas” y los “kirchneristas”. Esto se manifiesta en la superficie en el conflicto desatado con Daniel Scioli, autoproclamado candidato presidencial al 2015 y favorito de los monopolios mediáticos y en el enfrentamiento con Hugo Moyano, que al igual que los llamados “gordos” de la CGT que hoy negocian con el gobierno, representan un modelo sindical burocrático y empresarial agotado que es necesario superar en esta etapa, lo que sólo será posible a partir de la construcción de un poderoso frente popular y de los trabajadores con autonomía política que impulse y sostenga las impostergables transformaciones estructurales que necesitamos.
Una de las leyes fundamentales para defender los procesos latinoamericanos, entre ellos el argentino, es el de avanzar y profundizar las transformaciones.
Hasta ahora, los procesos latinoamericanos han realizado la importante tarea de limar los perfiles más duros del neoliberalismo y esto ha sido muy importante, pero en esta nueva etapa se trata de avanzar no sólo con importantes medidas anticíclicas, sino también con medidas anti-sistema impulsando cambios estructurales, lo cual nos enfrentara a obstáculos y resistencias cada vez más duros ya que avanzar en este sentido es atacar la estructura misma del capitalismo.
Por eso necesitamos cada vez más fuerza, más unidad y más organización para alcanzar una unidad programática que, a nuestro entender, debe contener estos ejes centrales:
-Más integración de los pueblos latinoamericanos en el plano económico-político.
-Efectiva distribución de la riqueza y reforma impositiva.
-Plena recuperación de la soberanía del Estado sobre el patrimonio nacional enajenado y nuestros recursos naturales.
-Avanzar en la transformación del sistema financiero.
-Impulsar el Desarrollo rural y la Reforma Agraria
-Fortalecer la promoción de la economía social
-Profundizar la ampliación democrática
Lo que ha fracasado en la Argentina es el capitalismo, y no hay ningún tipo de capitalismo, serio o como se lo quiera llamar que nos pueda sacar de esta crisis.
Por eso planteamos avanzar en el debate sobre una sociedad poscapitalista, socialista en el sentido que lo planteaba Mariátegui, original, nunca copia, un socialismo como creación heroica de los pueblos latinoamericanos.
Este es el camino por el cual podremos avanzar hacia la solución de los problemas de nuestro pueblo.
Esto tiene como requisito insustituible la unidad y una unidad articulada, organizada, construida por abajo ya que tiene que ser una unidad en función de un nuevo tipo de poder, de poder popular.
La desunión no sólo nos amenaza con el estancamiento, sino que lo hace con algo peor que es la vuelta al pasado. Solo la unidad puede llevarnos al futuro, como decía el Che: Si supiéramos unirnos, que bello seria el futuro y que cercano.
Julio de 2012